Ancylostoma
duodenale.
Conocidos por los antiguos egipcios e identificados por Avicena en el siglo XI como causa de muerte, los anquilostomas son gusanos que parasitan el intestino delgado y se alimentan de sangre.
Su voracidad da origen a una enfermedad silenciosa pero muchas veces mortal ya que la mayoría de las personas no presentan sintomas una vez que los gusanos penetran en el intestino conocida como anquilostomosis. Aunque no se sabe con
exactitud cuál es la distribución global de estos parásitos, un estudio en PLOS Medicine estima que e Ancylostoma duodenale, presente en la zona del Mediterráneo, y Necator americanus, su pariente más común, parasitan 740 millones de personas.
El contagio tiene lugar en zonas contaminadas con excrementos humanos donde abundan las larvas, capaces de perforar la piel de quienes caminen descalzos. Estos ejemplares inmaduros migran por el cuerpo, causando daños en el sistema circulatorio y en los pulmones. Cuando crecen lo suficiente, colonizan el intestino delgado.
Una vez en su hábitat predilecto, las dos citadas especies se alimentan de sangre, lo que provoca la fractura de los glóbulos rojos y la degradación de la hemoglobina. Aunque los síntomas pueden incluir náuseas, dolores abdominales o anemia, la dolencia acostumbra a pasar inadvertida, incluso cuando causa hemorragias intestinales.
Anquilostomosis
La infección de anquilostomosis es una enfermedad causada por nemátodos que afecta el intestino delgado y los pulmones
Causas
El trastorno es causado por la infestación con los siguientes nemátodos:
- Necator americanus
- Ancylostoma duodenale
- Ancylostoma ceylanicum
- Ancylostoma braziliense
Los dos primeros nemátodos afectan únicamente a los humanos y los últimos dos tipos también se presentan en los animales.
La anquilostomiasis es común en las zonas subtropicales y tropicales húmedas y afecta alrededor de mil millones de personas a nivel mundial. En los países en desarrollo, la enfermedad lleva a la muerte de muchos niños al incrementar su riesgo de infecciones que sus cuerpos normalmente combatirían.
Existe muy poco riesgo de contraer la enfermedad en los Estados Unidos, gracias a los avances en las medidas sanitarias y el control de desechos. El factor importante para contraer la enfermedad es caminar en donde personas que la padezcan hayan defecado.
Las larvas (forma inmadura del gusano) penetran la piel. Ellas se desplazan hasta los pulmones a través del torrente sanguíneo e ingresan a las vías respiratorias. Los gusanos tienen aproximadamente media pulgada de largo.
Después de subir por la tráquea, las larvas son ingeridas, y posteriormente infectan el intestino delgado. Las larvas se transforman en gusanos adultos y viven allí durante uno o más años. Los gusanos adultos y las larvas se excretan en las heces.
Sintomas
- Molestia abdominal
- Tos
- Diarrea
- Fatiga
- Fiebre
- Gases
- Erupción pruriginosa
- Inapetencia
- Náuseas y vómitos
- Palidez
La mayoría de las personas no presentan síntomas una vez que los gusanos penetran en el intestino.
Pruebas y exámenes
Los exámenes que pueden ayudar a diagnosticar la infección abarcan:
- Conteo sanguíneo completo (CSC) con fórmula leucocitaria
- Examen de huevos y parásitos en las heces
Esta enfermedad también puede afectar los resultados de la prueba de absorción de D-xilosa.
Tratamiento
Los objetivos del tratamiento son:
- Curar la infección
- Tratar las complicaciones de la anemia
- Mejorar la nutrición
Posibles complicaciones
- Anemia feropénica causada por la pérdida de sangre
- Deficiencias nutricionales
- Pérdida importante de proteína con acumulación de líquido en el abdomen (ascitis)
Prevención
El lavado de las manos y el uso de zapatos reducirán la probabilidad de infección
Referencías
Kazura JW. Nematode infections. In: Goldman L, Ausiello D, eds. Goldman's Cecil Medicine. 23rd ed. Philadelphia, PA: Saunders Elsevier; 2007:chap 378.
Maguire JH. Intestinal nematodes (roundworms). In: Mandell GL, Bennett JE, Dolin R, eds. Principles and Practice of Infectious Disease. 7th ed. Philadelphia, PA: Elsevier Churchill Livingstone; 2009:chap
287http://www.nlm.nih.gov